jueves, 20 de febrero de 2014

Tecnología del Cine



Aunque siempre habrás oído asociar popularmente el cine con lo artístico, con lo creativo, el soporte básico de la creación del audiovisual lo conforma el sustrato tecnológico. Es decir, todo el entramado eléctrico, mecánico, químico, electrónico (analógico y/o digital) que permite aprehender imágenes y sonidos, posteriormente tratarlos y finalmente exhibirlos.

En el bloque que consultarás a continuación empezaremos por mostrarte cuáles son los condicionamientos fisiológicos de nuestros órganos para la visión y la audición y cómo estos condicionamientos afectan a nuestra comprensión del mundo.
Los tres epígrafes siguientes te introducirán en los componentes básicos que afectan a la parte visual. En primer lugar la cámara, las partes que la conforman, los accesorios que aumentan su potencial y los formatos. Proseguiremos con las lentes, su función y la importancia que tiene el anillo de diafragma. En tercer lugar la luz, distinguiendo entre artificial y natural, los modelos de filtro y el tipo de fuentes y proyectores de iluminación.
Tras un epígrafe referido al sonido, los instrumentos que permiten su registro y los modelos existentes de micrófonos pasaremos a conocer cómo se realizan los efectos especiales mecánicos, aquellos que se obtienen en la propia cámara, alterando su funcionamiento, y los que se obtienen por composición en laboratorio.

Los epígrafes 7 y 8 nos hablarán de la captación y reproducción de imágenes y sonidos en soporte magnético: el vídeo. Aprenderemos sobre sus componentes y en cuántos formatos se organiza, sirviéndonos de puente al apartado dedicado a los efectos especiales digitales y que conforman la panacea del cine actual.

Cerraremos este bloque analizando hacia dónde se encamina el futuro del audiovisual con el cine digital y el cine electrónico.

Géneros Cinematográficos



El género sirve para etiquetar los contenidos de un filme, caracterizando los temas y componentes narrativos que relacionan dicha película con otras encuadrables en un mismo conjunto. En suma, se trata de categorías temáticas, codificadas a lo largo de los años e inteligibles por parte de los espectadores. Esta forma tipificada de narrar hereda muchas de esas categorías de la literatura, y muy singularmente de la narrativa popular, que reitera ciertos elementos para simplificar la comprensión del relato. Dado que ese tipo de convención aún predomina en el ciclo productivo del cine contemporáneo, resulta útil explorar los orígenes y evolución de los géneros más característicos -el terror, la comedia, la ciencia-ficción, etc.-, aún hoy reconocibles por la audiencia que acude a las salas de exhibición.

Esquema de contenidos
En el bloque puedes acceder directamente al menú de temas del mismo a través de la pestaña desplegable de la izquierda.

4.1 ¿Qué es género?

4.2 Cine cómico

4.3 La comedia

4.4 Cine del Oeste

4.5 Cine negro

4.6 El musical

4.7 Terror
4.8 Ciencia-ficción

4.9 Melodrama

4.10 Histórico

4.11 Aventuras

4.12 Documental

4.13 Animación


Desarrollo del cine latino



Los países latinoamericanos fueron recibiendo al Cinematógrafo al igual que en el resto del mundo, a finales del siglo XIX. Las circunstancias sociales, económicas y políticas marcaron con los años su progreso cinematográfico, en el que tanto tuvieron que ver los promotores españoles, franceses e italianos como la presencia de las películas estadounidenses en sus pantallas. Muy pronto el mercado de cada uno de los países comenzó a estar controlado por el cine de Hollywood. No obstante, esta situación no impidió que en diversas épocas floreciesen aportaciones que mostraron la singularidad de la producción latinoamericana, que se apoyaría a lo largo del tiempo y en gran medida en la coproducción entre países de habla hispana.

Quizás esta situación es la que provocó que en la producción de las primeras películas habladas en español, Hollywood contratara a numerosos profesionales (Ramón Novarro, Lupe Vélez, Dolores del Río, Antonio Moreno, José Mojica, Carlos Gardel, entre otros) con el fin de que realizaran e interpretaran las versiones destinadas a dichos países. Esto no impidió que entre 1929 y 1931 se produjeran las primeras películas sonoras en México, Brasil o Argentina; en otros países, las primeras producciones sonoras locales se darán a conocer más tarde (1932-50).

Durante la década de los cuarenta es el cine mexicano el que alcanza una mayor notoriedad internacional gracias a las películas de Emilio Fernández "El Indio" (y la colaboración en la fotografía de Gabriel Figueroa) y la presencia de notorias estrellas como Dolores del Río y Pedro Armendáriz (Flor silvestre y María Candelaria, 1943), y María Félix (Enamorada,1946; Río escondido, 1948). También se encuentran las obras de Fernando de Fuentes (El compadre Mendoza, 1933; Allá en el Rancho Grande, 1936; Jalisco canta en Sevilla, 1948, ésta con Jorge Negrete y Carmen Sevilla -primera coproducción hispano-mexicana tras la llega al poder en España de Francisco Franco), y otras de Alejandro Galindo, Julio Bracho y Roberto Gavaldón. Son años en los que despunta el actor Mario Moreno "Cantinflas" quien, con su verborrea, se encargará de consolidar su popularidad nacional e internacional y arrasar en taquilla durante unos años con películas como Ahí está el detalle (1940), de Juan Bustillo Oro, y la numerosas películas que dirigió Miguel M. Delgado (El gendarme desconocido, 1941; Sube y baja, 1958; El padrecito, 1964). Y también es notoria la presencia de los españoles Luis Buñuel, director de películas comoAbismos de pasión (1953) y Los olvidados (1950) , entre otras, y Carlos Velo, quien dirigió un excelente documental, Torero (1956), y Pedro Páramo (1966). A partir de los setenta, su director más internacional será Arturo Ripstein (Cadena perpetua, 1978; Principio y fin, 1992; La reina de la noche, 1994), premiado en diversos festivales internacionales.

El cine argentino se sostiene con dificultad sobre las películas de Lucas Demare (La guerra gaucha, 1942), Luis Cesar Amadori (Santa Cándida, 1945), Hugo Fregonese (Donde las palabras mueren, 1946) y actrices como Libertad Lamarque, sin olvidar la extensa filmografía de Leopoldo Torres Ríos (Adiós Buenos Aires, 1937; 1942; el crimen de Oribe, 1950) y la aportación de su hijo Leopoldo Torre-Nilsson (La casa del ángel, 1956; Los siete locos, 1973). También circula por ciertos circuitos el trabajo de Fernando Birri (Los inundados,1961). En las décadas siguientes serán directores como Héctor Olivera con La Patagonia rebelde (1974) o No habrá más penas ni olvido (1983), Adolfo Aristarain (Tiempo de revancha, 1981), Eliseo Subiela (Hombre mirando al sudeste, 1986), Fabián Bielinsky (Nueve reinas, 2001) y Juan José Campanella (El hijo de la novia, 2001) los que proyecten la creación argentina hacia el exterior.

El cine brasileño tiene un punto de partida singular en Límite (1929), de Mário Peixoto, sugerente y marcada por las vanguardias europeas de los veinte. Pero también cuenta con la importante película Ganga bruta (1933), de Humberto Mauro, y O Cangaçeiro (1953), de Lima Barreto, referentes ineludibles para los jóvenes de los sesenta, que tendrán en Glauber Rocha al máximo exponente internacional. Durante varias décadas será Nelson Pereira dos Santos quien dirija algunos de las historias socialmente más interesantes (Río, quarenta graus, 1955; Vidas secas, 1963).

La Revolución Cubana definió la trayectoria de diversas cinematografías latinoamericanas. En su país destacaron, además de un extenso elenco de documentalistas, Tomás Gutiérrez Alea (Memorias del subdesarrollo, 1968; Fresa y chocolate, 1993), Humberto Solás (Lucía, 1968; Cecilia, 1981) y Manuel Octavio Gómez (La primera carga al machete,1969). En el cine chileno sorprendieron las películas de Raúl Ruiz (Tres tristes tigres, 1968), realizará la mayor parte de su obra en Europa, de Miguel Litín (El chacal de Nahueltoro, 1969; Actas de Marusia,1976) y Helvio Soto (Voto más fusil, 1971). El cine peruano tiene en Francisco Lombardi su máximo representante desde 1977, con películas polémicas comoMuerte al amanecer (1977) y Muerte de un magnate (1980), por basarse en hechos reales, varias adaptaciones literarias de desigual acierto (La ciudad y los perros, 1985) además de dirigir proyector internacionales como No se lo digas a nadie (1998). El cine venezolano está representado por Roman Chalbaud con El pez que fuma (1977) y La oveja negra (1987); el cine boliviano por Jorge Sanjinés con El coraje del pueblo (1971); y el cine colombiano por Sergio Cabrera con películas como Técnicas de duelo (1988) y La estrategia del caracol(1994) y Víctor Gaviria con La vendedora de rosas (1998)

Cine Latino



Se denomina cine latinoamericano al conjunto de producciones cinematográficas de los artistas, productores y técnicos de América Latina
El cine nace con un proceso de expansión de la industria y la tecnología y con un apoyo principalmente del poder económico y político se comienza a instalar sobre la mayor parte del mundo. Poco a poco va creciendo una poderosa industria cultural y comunicacional que sirvió para alimentar la actividad cinematográfica y para transnacionalizar modelos de producción y de uso que fueron rápidamente aplicados sobre Latinoamérica, según dice Octavio Getino.
Lumiere, con su invento de la cámara cinematográfica recorrió el continente europeo y apenas seis meses después se lanzaba a la conquista de Latinoamérica. Durante 1897, son varios los países del continente que ven nacer sus primeras cintas, y otros las verán antes que se acabe el siglo. El cine latinoamericano de los inicios ha desaparecido en su mayoría, ha sido muy poco lo que se ha podido conservar. La mayor parte de las cintas encontradas datan de la etapa silente que llega más o menos hasta comienzos de los años treinta.


Cine español



En cuanto al cine de nuestro país, la aparición del sonoro provoca desorientación en la industria cinematográfica española, que, incapaz de adaptarse con rapidez a los adelantos técnicos, queda por un tiempo paralizada. Se produce en este momento una importante emigración a Hollywood. En 1934 se crean los estudios Cinematográfica Española y Americana (CEA), fundados por varios dramaturgos. También en esos años se crea la distribuidora Compañía Industrial Film Española Sociedad Anónima (CIFESA), que después se convertiría también en productora.
Si en Europa la Segunda Guerra Mundial marcó el rumbo de la industria cinematográfica, en España será la dictadura franquista la que cause una brecha mucho más duradera. Así, durante la dictadura se creó la Junta Superior de Censura Cinematográfica, que obligaba a quienes quisieran realizar una película a presentar previamente el guión y después la película, pues ésta debía ajustarse a "la exaltación de los valores raciales y la enseñanza de nuestros principios morales y políticos".

No obstante, durante esta etapa se realizó un puñado de excelentes películas a cargo de autores como Juan Antonio Bardem o Luís García Berlanga. En esos años en el cine español se deja sentir la influencia del neorrealismo italiano. Títulos de esa etapa son Bienvenido Mr. Marshall (1952) y El verdugo (1963), ambas de Luis García Berlanga, y Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem. En la década de 1960 aparece el llamado nuevo cine español, con realizadores como Carlos Saura, Mario Camus, Manuel Summers, Miguel Picazo, Fernando Fernán Gómez… La década de 1970 se caracterizó por las comedias populares comerciales, todo un subgénero bautizado como 'destape'. Una vez reinstaurada la monarquía, el cine se liberaliza y toca temas que en el franquismo estaban prohibidos.

El control de la producción



Durante la llamada “era de los estudios”, el oligopolio de las ocho compañías produjo alrededor de las tres cuartas partes del todos los largometrajes que dio la industria y las cinco grandes compañías produjeron la mayoría de las películas de elevado presupuesto. Las pequeñas productoras como Monogram o Republic se limitaban a producir películas menores, westerns baratos o seriales, que proyectaban en pequeños cines de barrio o, en determinadas ocasiones, en salas pertenecientes a las cinco grandes. Por tanto, el oligopolio de sociedades acaparaba el 90% de los ingresos de la taquilla. También las cinco grandes controlaban áreas del proceso de producción como los laboratorios o la edición musical.
   No obstante, las grandes compañías no pudieron evitar que diferentes productores, actores y directores independientes, con estudios y financiación propia, intentaran sacar sus películas adelante, aunque sin lograr hacerles verdadera competencia a los grandes estudios. Es el caso del productor y director David O. Selznick, que logró sacar adelante Lo que el viento se llevó a través de su propia productora independiente. Por su parte, United Artists estuvo distribuyendo películas de estos independientes. Incluso dos compañías independientes consiguieron fusionarse con otras importantes productoras, a cuya revitalización contribuyeron. Es el caso de la 20th Century con Fox, en 1935, e Internacional con Universal en 1945.
   Durante los años 40, los productores independientes comenzaron a hacerse notar, debido al aumento de público en las salas. Así, importantes estrellas, productores y directores fundaron productoras para realizar unas pocas películas. El rígido sistema de estrellas, con sus contratos de siete años, comenzó a resquebrajarse. Cada vez eran menos los actores que firmaban contratos en exclusiva con algún estudio y, llegados a 1950, casi todas las primeras figuras del cine contaban con su propia productora.
   La fundación de los sindicatos en Hollywood en los años de la Depresión y su afianzamiento durante la Segunda Guerra Mundial contribuyó por su parte al surgimiento de productoras independientes. Durante los años cuarenta y bajo el apoyo de los sindicatos muchos se lanzaron a producir películas por su cuenta. En 1945, el Sindicato de Escritores Cinematográficos contaba con 952 miembros activos, de los cuáles sólo 174 tenía contratos con alguna de las ocho compañías del oligopolio.

   Como consecuencia, a las grandes compañías les resultaba más difícil tener bajo control a estrellas, directores, productores o guionistas, lo que les indujo a orientar sus esfuerzos más hacia la distribución, especialmente en el extranjero, y a la exhibición. Como reacción a la pérdida de control sobre la producción de películas, las cinco grandes y las tres pequeñas se unieron para proteger sus intereses. El instrumento para recuperar el control sobre la industria fue elaborar un sistema propio de censura que toda película que quisiera ser distribuida tenía que superar. A través de su asociación comercial, la Motion Picture Producers and Distributors of America (MPPDA), que había sido fundada en 1922 como autodefensa contra la censura de los gobiernos estatales, implantaron la autocensura. De esta manera, en 1934 se impuso una normativa de cumplimiento obligatorio, con multas de hasta 25.000 dólares, bajo la que las compañías del oligopolio debían enviar todos los guiones de sus películas para su aprobación. Las películas que no eran aprobadas no podían salir al circuito de exhibición prácticamente, pues estaba controlado por las grandes compañías. Era obvio que las grandes compañías no iban a renunciar fácilmente a un mercado mundial que prácticamente controlaban. No obstante, ya en los años 50 y conforme las cinco grandes fueron perdiendo parte de sus salas de distribución, este sistema se suavizó.

Sistemas de Estudio



Durante los años 30 y 40, la época dorada de Hollywood, se forjará un sistema de estudios que, gracias al eficaz control global del mercado, constituye el origen de la posterior hegemonía del cine norteamericano. El germen del sistema de estudios puede considerarse en 1908, cuando diez importantes fabricantes de equipos cinematográficos se unieron para formar la Motion Picture Patents Company (MPPC), que se aprovechó de su poder de monopolio para imponer el pago de tarifas a productores y exhibidores. Hasta entonces la industria había sido relativamente flexible, en la que existían multitud de productores y cineastas que competían entre sí. Con el fin de obtener sus propios ingresos adicionales, en 1910 la MPPC compra su propia distribuidora, con lo que conseguía controlar la industria. Pero el monopolio fracasó acusado de violar la legislación monopolística.
   En este momento de crisis de la MPPC es cuando comienzan a surgir las grandes empresas cinematográficas. Ya en la primera década del siglo XX se fueron fundando las más importantes empresas de cine estadounidenses como la Universal Pictures, la Fox Film Corporation (después conocida como la 20th Century Fox), la United Artists, la Warner Bros., la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), la Columbia, la Paramount y la RKO, que sufrirán importantes transformaciones en su estructura de gestión al fusionarse con otras empresas dedicadas a la exhibición y a la distribución. La consolidación de estos núcleos empresariales permitió que los años 30 se convirtieran en la época dorada de los grandes estudios.
   Durante este periodo, la industria cinematográfica norteamericana dominó el panorama mundial gracias a las grandes cantidades de dinero que eran invertidas en cine. Ocho sociedades fueron las conformadas para canalizar estos beneficios individual y colectivamente. Competían entre ellas para procurarse el mayor número de espectadores posible, constituyéndose en una especie de oligopolio que impidió férreamente la entrada de cualquier competidor que intentará luchar por un pedazo de su mercado. Este oligárquico sistema de estudios aportaría el carácter definitivo del cine hollywoodiense.
   El potencial de los estudios de Hollywood radicaba en la integración vertical de todo el proceso de creación de una película. La industria cinematográfica estadounidense logró desarrollar un complicado sistema para controlar la producción, la distribución y la exhibición de las películas, es decir que su trabajo empezaba en la grabación del filme y terminaba cuando éste era mostrado a los espectadores. Era, por tanto, un sistema que garantizaba enormes beneficios para estas pocas sociedades que eran partícipes del negocio.
   Aunque el término que se ha popularizado para designar a estas compañías es el de “estudios”, según el autor Douglas Gomery resulta más apropiado denominarlos “sociedades cinematográficas”, pues el papel del estudio dentro de la compañía representaba únicamente una parte de las actividades de la misma.
   Paramount Pictures, Loew´s Inc. (sociedad matriz de Metro Goldwyn-Mayer), 20th Centtury-Fox, Warner BROS. Y Radio-Keith-Orpheum (RKO), las denominadas majors, integraban la producción distribución y exhibición de las películas. Eran los estudios más poderosos desde el punto de vista de los recursos tecnológicos y humanos, y el trasvase entre ellos de actores, directores y técnicos fue constante, según intereses afines. Universal y Columbia se concentraron en la producción y la distribución y United Artists, distribuía películas de productores independientes. Eran the little three o los tres estudios pequeños, que en un principio no tenían salas propias, aunque, durante algún tiempo, United Artists y Universal se asociaron con una pequeña cadena de salas. Las cinco grandes compañías totalmente integradas (Paramount, Loew´s, Fox, Warner y RKO) eran cuatro veces más grandes que los tres estudios pequeños.
   A parte de los grandes estudios, también hacían películas en los años 30 en Hollywood productoras que podíamos considerar como un poco al margen del sistema de estudios como la Walt Disney, los estudios de Poverty Road (especializados en filmes de serie B), Monogram y Republic. Estas dos últimas poseían redes de distribución a lo largo del país, pero no consiguieron abarcar un sector importante del mercado.
   En realidad, la principal fuente de poder de los estudios de Hollywood no se la proporcionaba la gran producción de películas, sino la extensa red de distribución que poseían no sólo a lo largo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Estas redes les proporcionaban unas ventajas enormes en cuanto a la posibilidad de abaratar los costes de distribución y exhibición, y de acceder directamente a los beneficios dejados por los espectadores en la taquilla. El grueso de las inversiones se realizaba en el área de exhibición. La producción no suponía más que un 5% de los activos, mientras que la distribución únicamente suponía el 1% de las inversiones. Durante los años 30 y 40 fue el sector de la exhibición de películas el que más dinero acaparó, alrededor del 90%. Lo verdaderamente costoso, y donde radicaba el potencial de competitividad de Hollywood era la financiación de aquellas grandes cadenas de cines. Además, las cinco grandes habían conseguido hacerse con las salas más rentables de todo el país. Entre las cinco poseían tan solo el 16% (unas 2.600) del total de las salas, pero que eran precisamente las que mejores ingresos aportaban.

   La posesión de cines era el motor que movía la industria. Cuantas más salas se disponía, más películas era necesario producir. De esta manera se podían llegar a producir desde películas mediocres, cuya única función era rellenar la cartelera, hasta los grandes proyectos soñados por los más prestigiosos cineastas, no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Así, la industria hollywoodiense atrajo a profesionales del cine de toda índole, puesto que necesitaban todo el personal posible para producir esa enorme cantidad de películas.

Los inicios de Hollywood



En el caso de Estados Unidos, desde el principio el cine se entendió como un espectáculo dirigido a un extenso sector de población, como una industria que podía aportar grandes beneficios económicos. Por tanto, hacer la película atractiva al público era fundamental. En Estados Unidos interesaba era que la cinta, de factura impecable, contara una historia creíble, atractiva y entretenida para el público. Esto comenzó a interesar a las productoras, que rápidamente se pusieron manos a la obra con sus inversiones.
   En los primeros años el centro de producción de películas se instaló en la costa Este, en torno a Nueva York. Pero el clima de aquella zona, lluvioso y con largos inviernos hacía perder muchas horas de rodaje de exteriores, por lo que los cineastas se trasladaron al otro extremo del país, a Hollywood.
   La historia de la meca del cine parte de 1903, cuanto una pareja tejana se establecieron en la periferia de los Ángeles, en un terreno plagado de acebos. De ahí vendría el nombre, que significa “bosque de acebos”. Cuatro meses después llegaron los primeros cineastas procedentes de Chicago y en 1906 ya estaban allí los grandes del cine.
   Durante las tres primeras décadas del cine, hasta los años 30, se comenzaron a forjar aspectos que configurarían la personalidad del cine Hollywoodiense. El star system o el cine de géneros respondía a lo que el público reclamaba, historias fácilmente reconocibles, atractivas y con el magnetismo que aportaban las glamorosas estrellas cinematográficas. El cine de los estudios tenía en el star system uno de sus pilares fundamentales: era necesario crear estrellas para atraer al público a las salas. Y la creación de estrellas se apoyaba en una importante campaña publicitaria a través de diferentes vehículos de comunicación: revistas, club de fans, etc

   Además, en el cine norteamericano de los años treinta se empezaron a forjar diferentes géneros: el musical, el cine negro, el cine de aventuras, el cine de terror, etc. Los géneros constituían entidades perfectamente definidas por la industria y reconocidas por el público masivo. En este sistema ideal cada película era producida según un patrón genérico reconocible, mostraba explícitamente las estructuras básicas comúnmente identificadas con el género. En consonancia con la simplicidad de planteamientos que demandaba el público norteamericano, se pretendía que reconociera cada película como perteneciente a un género determinado y la interpretara adecuadamente.

Cine Sovietico



El cine en Rusia comienza a desarrollarse prácticamente al mismo tiempo que en el resto de Europa y en los Estados Unidos. El cine soviético tiene la particularidad de que, a pesar de estar controlado por el régimen, vive uno de sus momentos de mayor esplendor.
   A partir de 1917, con la toma del poder por parte de los soviets, el cine se convierte en el arte oficial del régimen, convirtiéndose en un medio de propaganda. Dado el interés que el nuevo gobierno tenía en el cine, dotó a los cineastas soviéticos de los medios necesarios para desarrollar su trabajo y crear películas y documentales que no sólo buscaran el entretenimiento, sino que también sirvieran para adoctrinar, motivar y explicar a la sociedad el ideario soviético. En torno a Moscú aparecen varios centros de enseñanza de los oficios cinematográficos, como la FEKS.
   El cine soviético se caracteriza no solo por su vinculación política con el nuevo régimen, sino también por sus innovaciones estéticas: el enorme interés por el montaje. En las películas soviéticas el cineasta juega con el espacio y el tiempo, manipulándolos a su voluntad. Otros elementos plásticos como la fotografía también acaparan la atención de los directores soviéticos, cuyas películas siempre denotan un enorme sentido estético.

   De la primera generación de directores soviéticos destacan Eisenstein (autor de El Acorazado Potemkin uOctubre) y Vertov, quien se dedica sobre todo al cine documental propagandístico, siendo un modelo para posteriores documentalistas europeos y norteamericanos.

Los orígenes del cine en otros países



No podemos olvidar que es en Europa donde el cine nace, con la sesión de imágenes en movimiento que los Lumiére dan en el Gran Café de París, en 1895. Además, el primer poderío económico de la industria del cine estuvo en manos de la casa Pathé-Gaumont, quienes comenzaron a vender cinematógrafos a los feriantes y a producir películas para ser exhibidas. Los efectos de la Primera Guerra Mundial y el final del monopolio de los productores Pathé-Gaumont acabaron con la hegemonía francesa.

   Como ya hemos resaltado, a un lado y al otro del Atlántico la manera de hacer cine comenzó a distanciarse. En contraposición con la tendencia al espectáculo que desde un principio mostró Hollywood, las vanguardias europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) de los años 20 se caracterizaron por su experimentación formal con el lenguaje cinematográfico, tratando de buscar la especificidad de la recién inventada técnica capaz de captar y reproducir imágenes en movimiento, y reivindicando para el cine el estatus de arte. Los discursos cinematográficos surrealistas, expresionistas y de la vanguardia soviética intentaron, además, buscar soluciones que, vistas hoy nos parecen un poco utópicas, a los problemas sociales y culturales de la época. Sin embargo, el estalinismo, el nazismo y la Segunda Guerra Mundial pronto acabarían con esta tendencia experimentadora.

Warner Bros



Fue la única compañía familiar de las cinco grandes. En lo que a beneficios se refiere estuvo a mucha distancia de Loew´s o de Paramount. Únicamente durante los últimos años de la era de los estudios pasó del cuarto puesto que ocupaba en la industria al segundo.
   Warner Bros fue fundada en 1923 por Harry, Sam, Albert y Jack L. Warner, cuatro emigrantes polacos. Comienzan su andadura con su propio estudio en Sunset Boulevard, en el que producen unos cinco largometrajes al año. Hasta 1925 no se adentran en el mundo de la distribución, momento en el que despega en la industria cinematográfica. Compraron diez cines de estreno en importantes ciudades, y así la Warner comenzó a conformar su sistema de distribución.
   En 1927 lanza el primer largometraje sonoro de la historia del cine, El cantor de jazz, y adquiere el control de varios centenares de salas, lo que marca su entrada en el rango de las cinco grandes.
   La Warner se centrará, tras alguna incursión en el musical o en las comedias de Lubitsch, en temas serios de la mano de directores como Melvin LeRoy, Michael Curtiz, William Wellman o Raoul Walsh, y actores como Edward G. Robinson, Bette Davis, Humphrey Bogart o James Cagney, que aportan a estas películas un ritmo y un estilo de interpretación fuerte, depurado, basado en la energía, que harán historia. Se le presenta a veces como el único estudio que trató temas serios.
   A pesar de los penosos acontecimientos para el cine que siguen a la Segunda Guerra Mundial la Warner verá nacer algunas de sus obras más destacadas (Al rojo vivo de R. Walsh, El halcón maltés de J. Huston, El sueño eterno de Hawks)
   Sin embargo, a principios de los 50 no puede hacer frente a la descomposición generalizada del sistema de Hollywood y la Warner interrumpe su “cine comprometido" para dedicarse al género de aventuras o del musical familiar. A lo largo de este decenio, las mejores películas Warner procederán de equipos independientes, creados alrededor de veteranos como John Ford, Raoul Walsh o Howard Hawks.

   En 1967, la Warner Bros se asocia con la compañia canadiense Seven Arts y, en 1969, pasa a depender de la Kinney National Service. En los años setenta, la Kinney adoptará el nombre de Warner Communications y extenderá, con éxito, sus actividades a numerosos sectores: edición de libros y discos, programas de televisión, etc.

Twentieth Century-Fox



La Twentieth Century-Fox nace el 29 de mayo de 1935 por la fusión de dos sociedades de producción: la Fox Film Corporation, creada en 1915 por William Fox, y la Twentieth Century Pictures, fundada en 1933 por Joe Schenck y Darryl F. Zanuck.
   Aunque la Fox estuvo a punto de quebrar a principios de los 30 (Fox intento absorber Loew´s tras la muerte de su fundador, pero fue demandada por el Departamento de Justicia acusada de violar las leyes antimonopolio) esta fusión hizo que los beneficios aumentaran casi hasta el mismo nivel que los de Paramount o Loew´s; en 1946 era la segunda en la industria. En esta unión la Fox aporta, esencialmente, su prestigio artístico: cuenta en sus filas grandes realizadores y actores, pues llegó a dominar la lista de las diez estrellas más importantes en la década de los 30. Tiene, además, una larga experiencia de la distribución y posee una extensa red de salas. Goza asimismo de una sólida implantación en Europa, a pesar de haber atravesado durante los años precedentes graves reveses financieros originados por las ambiciones de su fundador.
   La muy joven Twentieth se beneficia, por su parte, del dinamismo de Darryl F. Zanuck, uno de los mejores jóvenes ejecutivos del cine estadounidense. Para Zanuck, inspirador del sello de la compañía, la eficacia de una película se basa en la calidad del guión, por lo que se intenta hacer con un gran plantel de guionistas. En cuanto a las estrellas, si en el año de su fundación, la Fox sólo cuenta con dos, Shirley Temple y Will Rogers, cinco años más tarde tiene ya un notable elenco en el que destacan Tyrone Power, Betty Grable y Don Ameche, a los que se añadirán Maureen O'Hara, Gregory Peck, Richard Widmark, Gene Tierney, Dana Andrews… Fortalecida con estos variados talentos, se afirma durante y después de la guerra en campos tan diversos como la comedia, el musical y el westerns. Sin embargo, su producción principal se basa en las películas negras.

   En los años cincuenta, sufre, como el conjunto de los grandes productores, una serie de embates: aumento repentino de los gastos de producción, ley antitrust y boom de la televisión, que alteran radicalmente su fisonomía. En 1956 se marcha de Zanuck, lo que abre una nueva etapa en la historia de la firma en la que no se consigue restablecer el equilibrio financiero de la compañía. Durante el costoso e interminable rodaje de Cleopatra, los accionistas llaman a Zanuck, quien vuelve a tomar sus funciones presidenciales en 1962, pero fracasos repetidos originan una nueva crisis y Zanuck se retira definitivamente en 1969. En 1981 pasa a ser propiedad de un magnate del petróleo Marvin Davis que en1985, revende la mitad de sus participaciones a Rupert Murdoch

La producción




Más importante que la distribución, en cuanto a rentabilidad, era la producción de las películas. Las cinco grandes y las tres pequeñas disponían de una red de agentes presentes en 32 grandes ciudades de Estados Unidos y en caso todos los países importantes, excepto Rusia, que negociaban la concesión de licencias y suministraban las películas a las salas. Las productoras menores debían conformarse con un limitado acceso a los mercados extranjeros y debían contar con el apoyo de alguna de las grandes para que sus películas pudieran ser distribuidas sin dispararse los costes. De esta manera United Artist se creó para que los productores independientes pudieran salir al exterior. Por su parte, la RKO, cuyas producciones no marchaban bien, empezó a distribuir a comienzos de la Segunda Guerra Mundial producciones independientes y durante los años 40 fue distribuidora de Disney y Goldwyn. También después de la Segunda Guerra Mundial las cinco grandes comenzaron también a distribuir películas independientes, pues nadie que no perteneciera a alguna de ellas podía permitir poner en marcha la distribución de una película. No es que fuera mucho más barato operar a través de estas sociedades sino que, al poseer la mayor parte de las salas rentables del país, era muy difícil que una película obtuviese buenos resultados en taquilla si era distribuida al margen de estas salas. Esto obligó a las productoras independientes a ponerse en manos de las grandes si querían distribuir sus cintas.
   Con el fin de aprovechar al máximo sus producciones y obtener los mejores resultados económicos de sus salas, las cinco grandes se aliaron con un complicado sistema de prácticas de distribución. Por ejemplo, colaboraban entre ellas para delimitar zonas y segmentos de mercado en las ciudades de Estados Unidos.
   Las cinco grandes no ejercían su hegemonía en Estados Unidos solamente, sino que este poder se extendía en el mercado mundial. Terminada la Primera Guerra Mundial las ochos compañías principales se establecieron fuera de las fronteras de Estados Unidos. Durante la última mitad de los años 20 y las décadas de los 30 y los 40 los ingresos procedentes de del extranjero iban a suponer la mitad de lo recaudado por un largometraje medio. Al final de los años 20 Hollywood ya dominaba los mercados de Gran Bretaña, Francia, Italia e, incluso Japón, a pesar de que estos países contaban con una cultura cinematográfica propia. Dado que los impuestos extranjeros y los aranceles suponían un impedimento para la propagación de la influencia de Hollywood, el Departamento de Estado norteamericano ayudó en un primer momento a las compañías cinematográficas a salvar estas restricciones colaborando con la MPPDA.

   La Segunda Guerra Mundial supuso un revés para la industria hollywoodiense en su conquista del panorama cinematográfico mundial, ya que se perdieron los mercados de los países del Eje, Japón, Italia y Alemania.

Historia del cine




La historia del cine se inicia el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Los Lumière habían inventado lo que muchos han calificado como la fábrica de los sueños mientras que para muchos otros es una fábrica, sí, pero de hacer dinero.
   El cinematógrafo, el invento de los Lumière, tenía como antecedente el kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en movimiento, aunque no era capaz de reproducirlas. Aunque los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco a poco estas proyecciones van atrayendo a un número de espectadores cada vez mayor. Las primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias cinematográficas que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores saliendo de las fábricas, trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones escenificadas grabadas en interiores. Algunas de estas cintas a las que nos referimos son las famosas Salida de la fábrica (1895) o La llegada del tren a la estación (1895)
   Pronto, el particular invento fue distribuido por todo el mundo, bien a través de la compra de la patente, o bien mediante la copia del artilugio. Diferentes inventores alemanes, norteamericanos e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y puede decirse que a finales del siglo XIX un amplio número de personas en Europa y en Estados Unidos habían visto algún tipo de imágenes en movimiento. Por ejemplo, en el caso de la India, el cinematógrafo llegó solamente un año después de que lo inventaran los hermanos franceses.
   Una vez comprobado su potencial económico, el cine se convirtió pronto en un espectáculo de feria, barato y popular, despreciado por los intelectuales, muy alejado de la categoría de Arte bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el cine comenzó a dejarse de ver como un espectáculo de feria y ciertos intelectuales ya lo empezaban a reivindicar como un Arte. A partir de 1910 comienzan a producirse en Europa películas de mayor duración y más calidad. En Francia se adaptaron obras de Victor Hugo o Emile Zola, mientras que en Italia se consolidaba una forma de hacer cine que influirá en todo el mundo. Mientras, en Estados Unidos empiezan a fundarse los primeros estudios cinematográficos
   En la Exposición Universal de 1900 el aparato causó una gran sensación, lo que supone el impulso definitivo para su expansión. En Estados Unidos se eliminó la marca Lumière del cinematógrafo, tras un forzado conflicto legal, lo que marcó la desligazón del cine europeo y anglosajón. Por su parte, sería la firma de Charles Pathé la que extendería el cinematógrafo a Berlín, Londres, Roma, Moscú… Antes de la Primera Guerra Mundial, el cine francés se había adueñado del mundo. En 1913 la firma Pathé equipaba el 95% de las salas de Bélgica, El 60% de Rusia y el 50% de Alemania. Incluso durante esta época, el cine americano, pese a su producción autóctona continuaba importando filmes franceses. A partir de la Primera Guerra Mundial, el testigo del mayor productor de cine pasaría a manos anglosajonas.
   Pronto se vio que la capacidad de conexión con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas. Aunque hoy hablemos del cine europeo como un cine de autor y de un cine norteamericano centrado en los aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos lados del Atlántico pronto se enfocó el cine como un negocio. El cine nació con una pronta vocación industrial, que se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la intención de rentabilizarlo, es decir, las productoras. Esta visión del cine como un producto rentable contribuyó a la realización de cada vez mejores películas, haciendo avanzar el lenguaje cinematográfico, ya que el público demandaba mejores historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.
   Algunas de las películas rodadas durante estas tres primeras décadas han pasado a la historia del cine, convirtiéndose en clásicos y marcando inexorablemente la evolución posterior del lenguaje cinematográfico.El nacimiento de una nación (1915) o Intolerancia (1916), convierten a su autor, David W. Griffith (1915), en uno de los padres del lenguaje cinematográfico, quién concreto en estas dos películas todas las aportaciones hechas en el cine hasta entonces. De la misma manera pasarían a la historia Frizt Lang, Sergei M. Eisenstein, Cecil B. DeMille, Charles Chaplin, Friedrich W. Murnau, Vertov, Jean Epstein, etc
   Paulatinamente el cine se iba desarrollando a lo largo de todo el mundo pero no homogéneamente, de manera universal, sino que el cine se impregnó de los valores culturales de cada país. Desde un primer momento se detectaron aspectos y formas de lenguaje en cada país que remitían a una manera de entender la producción distinta, que constituyeron distintas identidades cinematográficas a lo largo del mundo.

   A un lado del Atlántico se sitúa la poderosa industria de Hollywood, que desde un principio se conforma entorno a unas pocas sociedades que concentrarán la producción, distribución y exhibición de las películas con el fin de conseguir rentabilizar. Por su parte, las vanguardias europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) se caracterizaron durante los años 20 por su experimentación formal con el lenguaje cinematográfico y reivindicando para el cine el estatus de arte. A pesar de que el cine caminaba con paso firme en todos los países, ya durante los años 20 la producción de Estados unidos comienza a destacar sobre la del resto de cinematografías mundiales, incluida la francesa. En 1920 Estados Unidos produjo 796 largometrajes, frente a los 646 producidos por Alemania o a los 65 en Francia. En este año cerca del 80% de las películas proyectadas en Europa fueron estadounidenses. Hollywood arrancaba como sede mundial de la industria cinematográfica.

lunes, 10 de febrero de 2014

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El cine 

La(abreviatura de cinematógrafo o cinematografía) es la técnica de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando algún vídeo (o de película, o film, o filme). La palabra «cine» designa también las salas de cine o teatros en los cuales se proyectan las películas. Etimológicamente, la palabra «cinematografía» fue un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado κινή (kiné), que significa «movimiento» (ver, entre otras, «cinético», «cinética», «kinesis», «cineteca»); y por otro de γραφóς (grafós). Con ello se intentaba definir el concepto de «imagen en movimiento». Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se lo denomina séptimo arte. No obstante, debido a la diversidad de películas y a la libertad de creación, es difícil definir lo que es el cine hoy. Sin embargo, las creaciones cinematográficas que se ocupan de la narrativa, montaje, guionismo, y que en la mayoría de los casos consideran al director como el verdadero autor, son consideradas manifestaciones artísticas, o cine arte(cine de arte). Por otra parte, a la creación documental o periodística se la clasifica según su género. A pesar de esto, y por la participación en documentales y filmes periodísticos de personal con visión propia, única y posiblemente artística (directores, fotógrafos y camarógrafos, entre otros), es muy difícil delimitar la calidad artística de una producción cinematográfica. La industria cinematográfica se ha convertido en un negocio importante en lugares como Hollywood y Bombay (conocido como «Bollywood»; un vocabulario básico de términos relacionados con el cine de Asia).