En cuanto al cine de nuestro
país, la aparición del sonoro provoca desorientación en la industria
cinematográfica española, que, incapaz de adaptarse con rapidez a los adelantos
técnicos, queda por un tiempo paralizada. Se produce en este momento una
importante emigración a Hollywood. En 1934 se crean los estudios
Cinematográfica Española y Americana (CEA), fundados por varios dramaturgos.
También en esos años se crea la distribuidora Compañía Industrial Film Española
Sociedad Anónima (CIFESA), que después se convertiría también en productora.
Si en Europa la Segunda Guerra
Mundial marcó el rumbo de la industria cinematográfica, en España será la
dictadura franquista la que cause una brecha mucho más duradera. Así, durante
la dictadura se creó la Junta Superior de Censura Cinematográfica, que obligaba
a quienes quisieran realizar una película a presentar previamente el guión y
después la película, pues ésta debía ajustarse a "la exaltación de los
valores raciales y la enseñanza de nuestros principios morales y
políticos".
No obstante, durante esta etapa
se realizó un puñado de excelentes películas a cargo de autores como Juan
Antonio Bardem o Luís García Berlanga. En esos años en el cine español se deja
sentir la influencia del neorrealismo italiano. Títulos de esa etapa son Bienvenido
Mr. Marshall (1952) y El verdugo (1963), ambas de Luis García
Berlanga, y Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem. En
la década de 1960 aparece el llamado nuevo cine español, con realizadores como
Carlos Saura, Mario Camus, Manuel Summers, Miguel Picazo, Fernando Fernán
Gómez… La década de 1970 se caracterizó por las comedias populares comerciales,
todo un subgénero bautizado como 'destape'. Una vez reinstaurada la monarquía,
el cine se liberaliza y toca temas que en el franquismo estaban prohibidos.
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