En el caso de Estados Unidos,
desde el principio el cine se entendió como un espectáculo dirigido a un
extenso sector de población, como una industria que podía aportar grandes
beneficios económicos. Por tanto, hacer la película atractiva al público era
fundamental. En Estados Unidos interesaba era que la cinta, de factura impecable,
contara una historia creíble, atractiva y entretenida para el público. Esto
comenzó a interesar a las productoras, que rápidamente se pusieron manos a la
obra con sus inversiones.
En los primeros años
el centro de producción de películas se instaló en la costa Este, en torno a
Nueva York. Pero el clima de aquella zona, lluvioso y con largos inviernos
hacía perder muchas horas de rodaje de exteriores, por lo que los cineastas se
trasladaron al otro extremo del país, a Hollywood.
La historia de la
meca del cine parte de 1903, cuanto una pareja tejana se establecieron en la
periferia de los Ángeles, en un terreno plagado de acebos. De ahí vendría el
nombre, que significa “bosque de acebos”. Cuatro meses después llegaron los
primeros cineastas procedentes de Chicago y en 1906 ya estaban allí los grandes
del cine.
Durante las tres
primeras décadas del cine, hasta los años 30, se comenzaron a forjar aspectos
que configurarían la personalidad del cine Hollywoodiense. El star system o el
cine de géneros respondía a lo que el público reclamaba, historias fácilmente
reconocibles, atractivas y con el magnetismo que aportaban las glamorosas
estrellas cinematográficas. El cine de los estudios tenía en el star system uno
de sus pilares fundamentales: era necesario crear estrellas para atraer al
público a las salas. Y la creación de estrellas se apoyaba en una importante
campaña publicitaria a través de diferentes vehículos de comunicación:
revistas, club de fans, etc
Además, en el cine
norteamericano de los años treinta se empezaron a forjar diferentes géneros: el
musical, el cine negro, el cine de aventuras, el cine de terror, etc. Los
géneros constituían entidades perfectamente definidas por la industria y
reconocidas por el público masivo. En este sistema ideal cada película era
producida según un patrón genérico reconocible, mostraba explícitamente las
estructuras básicas comúnmente identificadas con el género. En consonancia con
la simplicidad de planteamientos que demandaba el público norteamericano, se
pretendía que reconociera cada película como perteneciente a un género
determinado y la interpretara adecuadamente.
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