Fue la única compañía familiar de
las cinco grandes. En lo que a beneficios se refiere estuvo a mucha distancia
de Loew´s o de Paramount. Únicamente durante los últimos años de la era de los
estudios pasó del cuarto puesto que ocupaba en la industria al segundo.
Warner Bros fue
fundada en 1923 por Harry, Sam, Albert y Jack L. Warner, cuatro emigrantes
polacos. Comienzan su andadura con su propio estudio en Sunset Boulevard, en el
que producen unos cinco largometrajes al año. Hasta 1925 no se adentran en el
mundo de la distribución, momento en el que despega en la industria
cinematográfica. Compraron diez cines de estreno en importantes ciudades, y así
la Warner comenzó a conformar su sistema de distribución.
En 1927 lanza el
primer largometraje sonoro de la historia del cine, El cantor de jazz, y
adquiere el control de varios centenares de salas, lo que marca su entrada en
el rango de las cinco grandes.
La Warner se
centrará, tras alguna incursión en el musical o en las comedias de Lubitsch, en
temas serios de la mano de directores como Melvin LeRoy, Michael Curtiz,
William Wellman o Raoul Walsh, y actores como Edward G. Robinson, Bette Davis,
Humphrey Bogart o James Cagney, que aportan a estas películas un ritmo y un
estilo de interpretación fuerte, depurado, basado en la energía, que harán
historia. Se le presenta a veces como el único estudio que trató temas serios.
A pesar de los
penosos acontecimientos para el cine que siguen a la Segunda Guerra Mundial la
Warner verá nacer algunas de sus obras más destacadas (Al rojo vivo de R.
Walsh, El halcón maltés de J. Huston, El sueño eterno de
Hawks)
Sin embargo, a
principios de los 50 no puede hacer frente a la descomposición generalizada del
sistema de Hollywood y la Warner interrumpe su “cine comprometido" para
dedicarse al género de aventuras o del musical familiar. A lo largo de este decenio,
las mejores películas Warner procederán de equipos independientes, creados
alrededor de veteranos como John Ford, Raoul Walsh o Howard Hawks.
En 1967, la Warner
Bros se asocia con la compañia canadiense Seven Arts y, en 1969, pasa a
depender de la Kinney National Service. En los años setenta, la Kinney adoptará
el nombre de Warner Communications y extenderá, con éxito, sus actividades a
numerosos sectores: edición de libros y discos, programas de televisión, etc.
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